Querido Exilio:
Cómo empezar a escribir una carta, de la cual no tienes idea que decir, porque parece que ya todo lo has dicho; una vez escuche la aseveración estupida que en cuanto a la literatura ya todo estaba dicho; podría pasar lo mismo con el amor, y ya nos dijimos todo lo que nos podíamos decir; tú desde el exilio, yo desde el encierro.
Querido Exilio; buscando entre los pocos amigos que me quedan (libros) alguna respuesta para mermar el dolor que me nace desde el pecho, y se aloja en mi estomago, con un sentimiento que muchas veces confundo con el hambre, pero no se me quita comiendo, y es algo así como una desesperación, o un vacío en él; encontré palabras para casi todo momento de la vida; la muerte, el amor, el dolor, la soledad, tristeza... pero para combatir tu exilio no encontré un consejo; que me importa el exilio de otros; porque otros no sos vos; siempre lo he pensado, que la realidad de un individuo es única para él; es por eso que tu exilio, es un dolor que sólo yo puedo atestiguar como doloroso...
Querido Exilio; empecé a escribir un cuento para niños, uno donde el actor principal es un niño llamado Santiago, y su perro Canelo; ya te podes imaginar en quien pensaba a la hora de escribir; me lo imagine tremendo, pícaro, insoportable, pero increíblemente inocente y suceptible a la realidad del mundo; quizás, Santiago, sea igual que su papá; un niño inquieto, e insufrible, pero que al final sepa aprender de sus errores; así es Santiago era el nombre perfecto para el héroe épico de mi cuento infantil...
Perro vienes
a jugar
pero tienes
que esperar.
A tu niño
pa saltar
porque un guiño
te va dar.
Algo así querido Exilio comienza el cuento infantil que estoy escribiendo para la razón de tu exilio, para la razón de nuestra felicidad y orgullo, para esa razón que crece en tu vientre, como un mestizaje de mis raíces y tu exilio.
Querido Exilio; rogué a Yaoli que te informara de mi presencia, para que él pudiera llevar nuestra correspondencia por entre las entrañas de la bestia del sistema; pero no te puede encontrar y no se si me tenga que conformar con mandarte esta carta sin contenido, como un poema de Espino...
Por siempre tuyo
Raíces.
El Salvador, San Salvador, Ciudad Universitaria 12/7/8
Cómo empezar a escribir una carta, de la cual no tienes idea que decir, porque parece que ya todo lo has dicho; una vez escuche la aseveración estupida que en cuanto a la literatura ya todo estaba dicho; podría pasar lo mismo con el amor, y ya nos dijimos todo lo que nos podíamos decir; tú desde el exilio, yo desde el encierro.
Querido Exilio; buscando entre los pocos amigos que me quedan (libros) alguna respuesta para mermar el dolor que me nace desde el pecho, y se aloja en mi estomago, con un sentimiento que muchas veces confundo con el hambre, pero no se me quita comiendo, y es algo así como una desesperación, o un vacío en él; encontré palabras para casi todo momento de la vida; la muerte, el amor, el dolor, la soledad, tristeza... pero para combatir tu exilio no encontré un consejo; que me importa el exilio de otros; porque otros no sos vos; siempre lo he pensado, que la realidad de un individuo es única para él; es por eso que tu exilio, es un dolor que sólo yo puedo atestiguar como doloroso...
Querido Exilio; empecé a escribir un cuento para niños, uno donde el actor principal es un niño llamado Santiago, y su perro Canelo; ya te podes imaginar en quien pensaba a la hora de escribir; me lo imagine tremendo, pícaro, insoportable, pero increíblemente inocente y suceptible a la realidad del mundo; quizás, Santiago, sea igual que su papá; un niño inquieto, e insufrible, pero que al final sepa aprender de sus errores; así es Santiago era el nombre perfecto para el héroe épico de mi cuento infantil...
Perro vienes
a jugar
pero tienes
que esperar.
A tu niño
pa saltar
porque un guiño
te va dar.
Algo así querido Exilio comienza el cuento infantil que estoy escribiendo para la razón de tu exilio, para la razón de nuestra felicidad y orgullo, para esa razón que crece en tu vientre, como un mestizaje de mis raíces y tu exilio.
Querido Exilio; rogué a Yaoli que te informara de mi presencia, para que él pudiera llevar nuestra correspondencia por entre las entrañas de la bestia del sistema; pero no te puede encontrar y no se si me tenga que conformar con mandarte esta carta sin contenido, como un poema de Espino...
Por siempre tuyo
Raíces.
El Salvador, San Salvador, Ciudad Universitaria 12/7/8
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