viernes, 18 de julio de 2008

Cartas al exilio XII

Querido Exilio:

Cuando cae la noche, cuando la noche oscura del alma nos agobia, cuando el camino no está claro: seguir un sueño, o seguir soñando; convertirse en alquimista, o seguir conformándose con plomo en lugar de buscar oro; está claro, viviste tus cien años en soledad, y no se te dará otra oportunidad en la tierra.

Querido Exilio; mis amigos de papel y tinta son los únicos en esta soledad, cada uno de ellos es un mundo y una vida, una aventura, un amor y una historia; cambiaría todos los libros del mundo por seguir a tu lado querido Exilio; cambiaria todas las letras, por una de tus caricias, por ser testigo de como la vida se gesta dentro de ti Exilio, pero el exilio mismo no lo permite; toda esa pobreza y desigualdad que se vive en un país tan pequeño, que es hasta increíble como tanta mierda puede caber en un lugar tan pequeño; imaginate, 20 mil kilómetros de tierra, y 50 mil de mierda; una desigualdad donde el dos de cada mil salvadoreños controla el ochenta por ciento de las fuentes de ingreso y los modos de producción: que país tan mierda.

Querido Exilio; el hambre me agobia cada día más, es un hambre que la siento por todos lados: hambre de justicia, de igualdad, de tu amor, de tu cuerpo, de
tu compañía, de transformación social; pero sobre todo de comida: de comida distribuida justamente
entre todos, entre el que trabaja la tierra, como entre el que la posee; entre el que
la distribuye en el mercado, y quien la produce; entre el que labora en la maquila y
quien lo emplea; distribución justa de la comida; por qué comemos mierda nosotros
y el faisán siempre ha de ser para otro.

Querido Exilio; el exilio era la única salida de esta situación, de esta pobreza, de este
olor a mierda injusta que pulula en este país, mierda que nos ha sido traída por años y años
por colonialistas e imperialistas; para mis tatas de antaño no era así; el ejido daba para todos
dos pasos de tu milpa eran para el hambriento; dos para los dioses; dos de impuesto; y
el resto era tuyo; ahora todos los pasos de la milpa son para el oligarca, el señor feudal
el arribista, el esbirro, el lacayo; y la mierda de ellos es para el resto de la población hambrienta.

Querido Exilio; me haces falta, y entre más te extraño me pongo más filosófico, más
rebelde, y es que pienso que la culpa de nuestra separación es de ellos, ellos que nos niegan
oportunidades y que hacen migrar a tanta parte de la población; no les importa separar
padres de hijos, o madres de hijas; o esposos; lo importante son las remesas: son ellas
las que mantienen funcionando esa bestia de metrocentro, multiplaza, galerias y todas esas
mansiones opulentas de consumismo.

Por siempre tuyo
Raíces
El Salvador, san Salvador, Ciudad Universitaria, 16/7/8

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